Del Rio Al Monte: Segundas partes... nunca fueron buenas

Y llega la ultima salida "normal" del mes,que el siguiente toca el finde completo por picos abriendo mas el horizonte, volviendo a la Sª de Kantabria de nuevo a ajustar cuentas.

Sin adelantar acontecimientos veremos si esta vez las montañas se portan y nos las encontramos de buen humor en esta segunda intentona al Palomares; subiendo por el collado del toro y "cresteando" hasta la cima, para descender por la cueva de San Kiliz.

El tiempo parece venir un poco desagradable, quizá con algo de lluvias y bastante viento N.

Cartel 22 de Mayo de 2016

"Marceando" desde primera hora venia el día, pareciendo que esta vez tampoco iba a ser el indicado para Palomares, y nos surgen las dudas de ir, no ir, cambiar, no cambiar; intentando acertar.

A la hora justa nos disponíamos a arrancar los "cuatro gatos", pero para sorpresa aun se animan algunos valientes mas. Nos aventuramos hacia la Sª de Kantabria, para decidir allá si Palomares, La Población u otra alternativa, pero por lo pronto no darse por vencidos.

En ruta aun cae algún chaparrón; acercándonos al destino, el tiempo parece que nos acompaña y decidimos intentar Palomares, que es a lo que hemos ido. A los pies de la montaña otra vez llueve y al poco para, pareciendo que el tiempo nos va a marear.

Cruz del castillo desde el Coll del Toro.

Ruta de una dificultad media, con una duración de unas 4h. La distancia es de 6 km y el desnivel de 560 m; con algunas pendientes fuertes, sobre todo en la bajada por San Kiliz.

El terreno es muy variado. El camino a la cruz del castillo es boscoso y bastante barroso en casi su totalidad, exceptuando el ultimo tramo a la cima que es muy rocosa (cuidado en días con roca mojada). En la bajada por San Kiliz tendremos el mismo terreno boscoso y barroso, con unas pendientes fuertes, que hacen dura la bajada.

El camino es facil de seguir por pistas y senderos balizados como GR y PR, a parte de estar muy pisados.El tramo mas dificultoso puede resultar el que nos lleva a la cueva, aunque en un cruce tenemos un pequeño cartel que nos indica el camino a seguir.

Material de Trekking. Llevar linterna, para poder atravesar la oscura cueva de San Kiliz. Llevar agua, aunque en el camino podríamos dar con dos fuentes.

Al llegar al "campo base" las nubes cubren el cielo, pero las cumbres están limpias y parece que dispuestas a ser "domadas". Nos equipamos para la ocasión; botas y algunos polainas, y el chubasquero cerca por lo que pueda pasar en esta mañana.

Nos ponemos en marcha por el camino de las carboneras con un paisaje verdoso que emboba con su encanto y mancha con su barro. Subimos en solitario y "sin despeinarnos", pero mojándonos un poco, y pasamos por completo de las carboneras que ya hemos visto tantas veces.

Acabamos embarrados "hasta las cejas" para conseguir llegar con un sol radiante al collado del toro, pudiendo disfrutar de las vistas de la cresta en ambas direcciones y del fondo del valle del Ega.

Dejamos atrás el collado con rumbo SO y ascendente, sin darnos respiro ni la cuesta ni el barro, y poco a poco vamos cojiendo altura; abriéndose ante nosotros el valle vinicola de la rioja alavesa. Al poco llegamos bajo las rocosas paredes de la Cruz, disponiéndonos a almorzar cuando el tiempo da un brusco vuelco; empieza una intensa lluvia y las nieblas se nos echan encima.

Tras un almuerzo bien "condimentado", seguimos con nuestro camino al collado del La Cruz entre niebla espera y un viento gélido. Decididos tiramos hacia la cima, superando el escollo rocoso y resbaladizo con mucho tiento acabando en la cima de La Cruz del Castillo (1431 m).

Sin perder mucho tiempo inmortalizamos la cima y para abajo, que arriba no hay quien pare. En el collado nos agrupamos y aunque el tema de Palomares ya ni se baraja; nos cuesta decidir el bajar por la entretenida cueva de San Kiliz.
Descendemos accidentadamente del "reino de nieblas", dejando el camino a Palomares para otra ocasión y nos adentramos con resbalones entre la espesa vegetación, hasta dar con la escondida entrada a la cueva de San Kiliz. Bien iluminados nos adentramos en la "húmeda oscuridad" de San Kiliz,bajando con pies de plomo por su resbaladizo pasillo hasta la sala principal; y después de arrastrarnos y agachar el espinazo damos con la luz "al final del túnel".
Seguimos con un pequeño destrepe, que nos planta de nuevo en el bonito bosque en el que ya sin mayores complicaciones y con calma vamos dejando atrás esta inexpugnable sierra, que volveremos a "asediar" con total seguridad, pero eso ya para otra ocasión.