Después de la fiesta y demás vicios anexos; que mejor que "un retiro espiritual" a los altos reinos Pirenaicos para desintoxicarse y disfrutar del ambiente sano, e ir preparando cuerpo y mente para la nueva incursión dolomítica.
Así pues tocaba planear minuciosamente cada paso con el fin de aprovechar al máximo el tiempo, mejor dicho el buenísimo tiempo que se espera para estos dos días. El plan enlazar todas las ferratas desde la selva de Oza hasta la zona de Ordesa (Broto) y hacer noche perdidos por las alturas de Canfranc.
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Todo preparado para "la fiesta". |
Sin mucho apuro, amanezco para la hora del encierro y con toda la cacharrería me pongo en ruta hacia Pirineos con un cielo gris cubriendo toda la cuenca de Pamplona; haciendo decaer un poco el ánimo.
Pero como la esperanza es lo último que se pierde, no me doy media vuelta y al dejar atrás “las tierras de Mordor”; un sol y un cielo azul me dan la bienvenida al que va a ser un gran finde montañero.
Una breve paradita en Puente para abastecerse y tener un suculento desayuno, y tira para adelante con las pilas bien cargadas hacia la selva de Oza. Escapando de la multitud me encuentro que la selva casi casi se parece a Pamplona en estos días, todo abarrotado allá por donde lo mires; pero por lo menos tendremos un ambiente sano y natural del que gozar.
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Grapas en la vertical de la Ferrata Articalena |
Vía ferrata de nivel K2; con un único tramo vertical pero en general es bastante tendida, además de tener la opción de evitar dicho paso vertical.
Se progresa con facilidad por ella; aunque no existan elementos de progresión en gran parte, los agarres naturales son buenos. Únicamente podríamos tener algo de dificultad en un paso casi al final de la vía.
La bajada está perfectamente marcada tanto por hitos, como después con marcas de la GR 11.
Material de Ferratas y casco. Llevar algo de agua, no hay fuentes en todo el recorrido.
Asentado ya en Oza, toca “desempolvar” todo el material para la ferrata, que ya estaba el pobre abandonado al fondo del armario; y me preparo, con bastante calorcete, para la primera del cañero finde.
En la aproximación el cuerpo empieza a “concienciarse”, y poco a poco va cogiendo ritmo bordeando el rio Aragon-Subordan. La vegetación de la selva me acaba engullendo, y proporcionando un fresco cobijo para ir recorriéndolo en solitario, hasta que comienza a distinguirse entre el ramaje el enorme murallón S de Articalena al que me dirijo sin dudarlo ni un segundo; plantándome bajo la gran vertical de la Ferrata.
Con cierto pavor, en un principio, me echo casco y guantes; y damos comienzo a “la faena”. Me “engancho” a la vía y empiezo a subir cada peldaño, uno a uno, que me van alejando poco a poco del suelo; y el pavor va desapareciendo convirtiéndose en una sensación “de libertad” al estar colgado “en el vacío”. Disfruto con cada paso que “me pone más cerca del cielo” y con cada mirada al bonito paisaje que me rodea; pero poco a poco la pared se vuelve más tendida y pierde ese punto de emoción.
Aunque la verticalidad casi brilla por su ausencia, “hasta el rabo todo es toro” y la cosa sigue interesante. Toca ir trepando por agarres naturales y atravesar una zona llena de agujeros que parece un queso emmental.
De repente el terreno se vuelve horizontal total, pareciendo que la cosa llega a su fin pero aún queda “tocata”. Seguimos con algunas trepadillas, superando quizá “el paso” más complejo, y cerca ya de la cresta la ferrata llega a su fin.
El tema se tranquiliza por la cresta, aunque toca echar tontamente las manos, para conseguir llegar al punto culminante; la cima de Articalena.
Tras disfrutar de las vistas en 360 grados que me da la cima; me dispongo a recorrer la cresta por un mareante sendero entre matorrales, mientras el sol azota sin compasión; encontrando algo de cobijo al comenzar a perder altura a media ladera hacia el barranco de Acherito.
En “un abrir y cerrar de ojos” me planto en la GR que zigzagueante desciende hacia el valle; todo va sobre ruedas, pero de pronto un paso extraño me hace ver las estrellas y noto un agudo y momentáneo dolor en el tobillo. Los pasos siguientes parecen normales, pero cada vez resulta más desagradable el darlos y la cosa empieza a torcerse.
Llego hasta el parking con un leve dolor pero bien, y toma la decisión de “abortar misión” porque no parece que esto vaya a mejorar. Le pongo buen broche al día con una suculenta comida preparada por el chef y de postre… hinchazón, cojera y reposo y sobre todo falta de VITAMINA M (M de montaña).
La ruta en fotos
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El día me recibe resplandeciente en Oza... |
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... y sin perder un segundo, me preparo debidamente. |
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Arranco a toda pastilla... |
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... adentrándome entre el arbolado de la Selva.. |
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... hasta encontrarme con el inicio de la ferrata. |
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Me meto en la faena "del ferrateo"... |
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... colgándome un poquito del vacío... |
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... y dejando atrás el suelo firme. |
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Sigo hacia arriba por las paredes de Articalena... |
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... disfrutando con sus entretenidas trepadas en roca.. |
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... y como no de las excepcionales vistas del lugar... |
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... hasta dar por finita la entretenida vía. |
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Toca crestear un poco por Articalena ... |
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... pasando por su desapercibida cima... |
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... y desembocando en verdes prados. |
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Desciendo de las alturas siguiendo el cómodo camino... |
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...por los verdes prados del barranco de Acherito con un mal final. |
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Así pues se frustra el plan, pero no por ello iba a ponerle un mal final. |
##DeL RìO##
Muy buen relato, me quedo con la frase (con cada paso me acerco mas al cielo) es una sensación que creo persivimos todos los que subimos o escalamos una montaña, lamento el incidente a la bajada. Pronta recuperacion. Un saludo, Manuel Fernandez
ResponderEliminarMuchas gracias :). La verdad que una vez pruebas esa sensacion quieres repetirla mas y mas jejeje.
ResponderEliminarGracias por los animos, la visita y el comentario.
Saludos. Del Rio