miércoles, 21 de septiembre de 2016

De una chispa nace la vida ... y otra la quita

Así empezan a ver desde Añorbe la columna de humo.

Aún recuerdo aquel día, cuando inesperadamente la capital foral se vio cubierta por una enorme nube que había aparecido de la nada, en un día claro y veraniego. Enseguida llegan las primeras noticia vía móvil; informando de que hay fuego por la zona de Tafalla y comienza "la fiesta" de fotos, vídeos y miles de comentarios, unos verdad y otros no tanto del suceso.
Las llamas vistas desde Añorbe. 25-8-16
Mientras tanto todos ignorantes de ello en el lugar de los hechos luchan bomberos, voluntarios, guardas y agricultores por extinguir el fuego, que avanza rápido debido al viento. El fuego acaba presentándose a las puerta de Añorbe, desde donde ya ven el resplandor de las llamas, por suerte parece que consiguen ir controlando el fuego, no sin gran esfuerzo, y la gente puede respirar tranquila( Tanto de Añorbe como de Artajona, hacia la que también se dirigía).
Pero de noche parece que vuelve “a la carga” y aun quema más tierras, afectando a las de casa.


Al día siguiente uno abandona las tierras navarras, desconectando por completo; pero desde la autopista se ve a lo lejos parte de la zona afectada totalmente calcinada, que hace a uno “encogérsele el corazón”.
Camino de Zaragoza, desde la AP-15 se ven zonas afectadas.

Con mucho trabajo y esfuerzo el incendio se consigue extinguir; y tras unos días mediáticos en los que buscan responsables y estiman los daños, el tema va cayendo en el olvido (como es lógico).
Pero el daño está hecho y ahí queda afectando a muchas personas, algunas conocidas en este caso y otras no, pero sobre todo aquí la gran perjudicada ha sido “la madre naturaleza”. Estiman el área dañada entre 2000-3000 hectáreas, entre las que muchas son zonas de cultivo, árboles frutales, viñas… y otra gran parte forestal arrasada; y todo ello tardara años en recuperarse y volver a adornar estas bonitas tierras de la zona media.

Olivo quemado, con todo el fruto echado a perder.


Con rocas del terreno, sofocaron el fuego 
Ya ha pasado casi medio mes y poca mención se hace del tema; pero aprovechando la visita “al patriarca” de la familia, me meto por los caminos de Añorbe para ver en primera persona como está la zona.
Lo primero y más cercano una visita a las tierras del "jefe", “Oranbeltza”, donde varios árboles (Olivos, Almendros y Nogales) se han visto afectados así como alguna pequeña zona de cultivo de cereal; a todo esto añadido la tristeza que trasmiten las calcinadas laderas que nos bordean al sur
.
Contraste de las verdes viñas, con las laderas de monte totalmente calcinadas.
Depósitos, arboles...
... ni los pobres caracoles se salvaron.
Tras la curva todo se vuelve un negro páramo.
Sigo con el recorrido hacia los molinos, encontrando aquí grandes zonas en las que el fuego no afecto; hasta que al dar una fuerte curva a derechas en bajada aparece el triste paisaje.
Todo está negro y  se respira un ambiente de muerte y desolación; con lo que por el cuerpo me recorre una sensación de tristeza inconsolable y a mi mente vienen bonitos recuerdos de estas zonas verdes, que hacía ya unos años no recorría y que ahora desgraciadamente volverán a ser muchos años más en los que pueda tener el placer de hacerlo.
Sigo avanzando hacia la presa de Artajona con un paisaje monótono de arbolados quemados, además de piezas y laderas que han sufrido el mismo destino; y de camino al pueblo más de lo mismo, aunque estas zonas fueron las ultimas en verse afectadas y con los operativos ya metidos en faena.

Por la zona de los molinos solo hay desolación.
Junto a la balsa de Artajona cientos de arboles quemados.

Siendo sincero, nunca me había ido de un lugar con esta sensación de tristeza y rabia; en la que por un error, una estupidez o por el mas ínfimo motivo haya causado todo este horror y destrozo (hablan de unos de los mayores incendios en tierras navarras); pudiendo haber afectado no solo a las tierras de labranza, zonas forestales y la fauna que habitaba, sino también a los hogares de personas y  poner en riesgo la vida de alguna de ellas (aunque muchos habrían estado “en el filo”, en las labores de extinción).


Esto no es más que mi humilde opinión y mi visión de lo ocurrido, pero creo que todos estaremos de acuerdo en que rogamos que esto no vuelva a repetirse nunca más, pero ni aquí ni en otros lugares… ¿será mucho pedir?




##DeL RìO## 


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