Para el dolor de cabeza tenemos aspirinas, para las alergias una vacuna y contra las heridas una tirita... pero cuando el malestar no es físico, yo siempre lo digo, la montaña es la mejor medicina. En el día a día el estrés, los mil planes para hacer, los compromisos y un largo etcétera que llena las agendas; son el mayor arma de destrucción masiva y de esta no hay refugio nuclear que libre a nadie.
A todo ello en este día festivo con el que arranca mayo, se le suma el trabajar en algún proyecto personal , shh no contar nada a la SS que a sido sin contrato y sin cobrar. Pero a pesar de que después viene un largo descanso, para recuperar pilas y volver a la realidad, no parece resultar suficiente.
Escuchando alguna voz, las botas acaban puestas como no podía ser menos y una vez al volante, dejaremos que el viento nos lleve a nuestro destino. Como no sopla suficiente, no nos lleva a ningún lado y toca estrujar el cogote para ver las últimas luces del día desde algún punto alto. Tirando de memoria, cada vez que del occidente navarro se vuelve a casa, hay un discreto peñasco con un gran derrumbe que llama la atención. Tal es la atención que aquellas incursiones nocturnas, más de una vez estuvo en mente, pero en plena oscuridad como vas a ver los estragos de la naturaleza. Como en esta ocasión la noche no queremos que nos pille, es buena opción que elegir para matar el gusanillo.
Con esta idea nos plantamos en Añezcar, y lo que se dice soledad está claro que tendremos en nuestro paseo.
A todo ello en este día festivo con el que arranca mayo, se le suma el trabajar en algún proyecto personal , shh no contar nada a la SS que a sido sin contrato y sin cobrar. Pero a pesar de que después viene un largo descanso, para recuperar pilas y volver a la realidad, no parece resultar suficiente. Escuchando alguna voz, las botas acaban puestas como no podía ser menos y una vez al volante, dejaremos que el viento nos lleve a nuestro destino. Como no sopla suficiente, no nos lleva a ningún lado y toca estrujar el cogote para ver las últimas luces del día desde algún punto alto. Tirando de memoria, cada vez que del occidente navarro se vuelve a casa, hay un discreto peñasco con un gran derrumbe que llama la atención. Tal es la atención que aquellas incursiones nocturnas, más de una vez estuvo en mente, pero en plena oscuridad como vas a ver los estragos de la naturaleza. Como en esta ocasión la noche no queremos que nos pille, es buena opción que elegir para matar el gusanillo.
Con esta idea nos plantamos en Añezcar, y lo que se dice soledad está claro que tendremos en nuestro paseo.
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| Desde Añezcar vemos como el día casi ha pasado, pero siempre es buen momento para empezar. |
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| Por el amplio camino de la GR9 dejamos atrás el pueblito y encaramos la vertiente oriental de la peña ... |
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| ...con un ambiente primaveral y colorido, además de vistas hacia Eltxumendi ... |
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| ... hasta que los árboles cierran todo horizonte. |
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| Después de abandonar la GR, seguimos ascendiendo sin tregua por el verde sendero ... |
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| ... pidiendo permiso para pasar a los amos del lugar ... |
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| ... que nos permiten disfrutar de bonitas estampas hacia Sarbil y Mortxe ... |
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| ... y una vez pasamos junto a la zona de derrumbes, que impresiona ... |
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| ... llegamos a lo alto de Ezkidi/Peña Añezcar (656 m). |
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| En lo alto de Ezkidi/Peña Añezcar.👆 y Leyre |
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| En paralelo a la vertiente Sur del peñasco, descendemos por senda con vistas hacia la capital Foral ... |
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| ... y en menos que canta un gallo estamos en Añezcar, completando el paseito antes de caer la noche. |
👆#DeL RìO#👆
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