En acontecimientos o fechas importantes, a todos nos gusta una buena celebración. Hay quien lo hace con una cervecita fría o una cena.. nosotr@s ni uno ni otro, seguimos en nuestra misma línea, aérea y rocosa.
Esto nos hará barajar en esa interminable lista, que no para de engordar, la que quizá sea la zona con más desventuras. Estrujando poco la sesera, vienen a la memoria algunas de las últimas desdichadas historias por allá como la de la cresta del Alluitz-Anboto, a la que le siguió por la arista oriental del Mugarra y la última por la diagonal al Untzillaitz . A pesar de la mala pata de cada vez, el disfrutar de ese entorno "bajo-alpino" que te rodea ya merece la pena.
Para esta ocasión llevamos intenciones de eso y más. Habiendo cojido gustillo a las emociones, intentaremos sacarnos "la espinita" de la arista oriental que nos llevará a lo alto del Mugarra.
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Abril 2018 |
La semana y el día casi han llegado a su fin, y eso nos marca el momento de partir. Dirigiéndonos hacia occidente, el sol todavía nos iluminan el "amurallado" camino por la Sakana, hasta que a los pies del Aratz salimos a la gran explanada de Vitoria, donde se empieza a despedir. Dándonos un bonito espectáculo final de colores, una estrechisima y tímida luna le toma el relevo en el oscuro firmamento para acompañarnos en nuestro camino por la llanada alavesa. Siguiendo a la par del Aizkorri nos aproximamos al cruce hacia dos grandes, a orillas del embalse de Urrunaga. Sin decidir ahora ninguno de los caminos y después de una breve visita por Legutio, centrado quién debía, buscamos un buen sitio donde echar la noche. Dando la nota lo mínimo posible, "amarramos" en el arbolado parque de Zabalain y "bajamos la persiana" casi al llegar.
Antes que nadie nos ponemos en movimiento envueltos en penumbra y nieblas, que desde el primer momento, sacan a relucir grandes dudas.
Como era de esperar en este punto, hemos venido a "jugar" y seguimos adelante. Damos con un escueto desayuno, recogemos campamento y listos para marchar.
Sin prisa atacamos al alto de Urkiola, surcando la carretera entre nieblas que en principio no parecen querer dejarnos ; pero al cojer algo de altura, empieza a brillar una potente luz y en apenas segundos se abre un maravilloso cielo azul. Atravesamos el alto de Urkiola y bajando por su otra vertiente, aparece irrumpiendo en nuestro azulado horizonte, la pequeña e imponente cima de Mugarra con su cresta. Visto esto, que nos pone los diente largos, apretamos y nos plantamos en Mañaria antes de que los rayos de sol inunden su valle.
Corta, pero exigente, ascensión desde el pueblo de Mañaria, recorriendo el cordal de Atxurkulu y Mugarra con pasos de I y II. Casco y recomendable material. Datos GPS: 7'8 km; ± 830 m; 5-6 h.
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Escoltados por el imponente Untzillaitz,
salimos de las vacías calles de Mañaria ... |
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... poniendo rumbo a su pequeño y altivo vecino, el Mugarra, al que nos aproximamos por amplia y empinada pista asfaltada ... |
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... para dejar a un lado su camino normal
y alejándonos de su cima, llegar a la cantera. |
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Al borde del "boquete" entre arbolado , terreno incómodo e inestable;
peleamos la última rampa por las laderas S de Kaparra ... |
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... saliendo, no sin buena sudada, al inicio de la cresta hacia Atxurkulu y Mugarra. |
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En pocos pasos, entre la vegetación aparece la "afilada" y rocosa arista.
Momento de empezar la "diversión". |
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Con ambiente "no apto para cardíacos" a ambos lados ... |
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... empezamos a avanzar fácilmente por la cresta rodeados de "verde"
y bajo un sol abrasador ... |
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... no tardando en dar con los primeros resaltes rocosos, que con algo de patio y no mucha dificultad vamos superando ... |
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... acabando por descender a una sombría brecha,
a los pies de Atxurkulu. |
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La arista se "desafila" y continuamos a pata por el amplio cordal ... |
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... hasta la pirámide somital, que atacamos por su vertiente SE, en la que ganamos una larga y expuesta trepada ... |
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... llegando a la cima de Atxurkulu (698 m). |
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Duramos poco en la apacible cima, y destrepamos por buenos escalones la vertiente N plantandonos en el inicio de la arista al Mugarra. |
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Con "tranquilidad" empieza el camino hacia Mugarra,
aunque en poco muestra su cara "salvaje"... |
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... en la que retomamos las trepadas por la arista, mientras a nuestras espaldas queda el Duranguesado y sus "vigías"... |
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... y al llegar arriba, sorpresa, allá lejos se alza Mugarra
y nosotros pensando en terminar .... |
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... pero toca volver a "apretarse los machos" y continuar recorriendo los abismales altos, con algún tramo de "agarrarse"... |
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... combinando con otros desde los que disfrutar
de vistas hasta de las aguas del cantábrico ... |
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... terminando con un imponente destrepe,
que nos deja en una estrecha brecha, viendo la cima "a tiro piedra". |
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Por un paso delicado salimos de la brecha y ganamos una tiesa canal herbosa, que termina superando un muro ... |
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... tras el que un paso en el muro rocoso, nos lleva a otra canal herbosa en la que afrontamos las últimas trepadas de la arista ... |
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... entre algun llamativo Gendarme de la pared S ... |
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... saliendo a casi lo más alto de la "pequeña" altura, recibiendonos con panorama 360º. |
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Por las amplias lomas sobrevolados por los buitres, avanzamos por terreno "tranquilo" y sin exigencias ... |
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... coronando la solitaria cima de Mugarra (969 m) . |
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Foto de cima en Mugarra (969 m). 👆 y Leyre. |
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Complacida la vista con bonito horizonte dominado por las grandes cumbres vascas ... |
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... descendemos por la clara senda del camino normal, que sin frenos nos lanza por la vertiente NO ... |
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... parando en el collado bajo la gran pared S de Mugarra. |
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Con un insoportable calor de mediodía y faldeando la cresta oriental, retornamos a Mañaria y ponemos fin a una "alpina" ascensión con poca altura. |
Terminada la emocionante ruta, en estas tierras "bajas" es una espinita que nos quitamos y encima disfrutando de la mejor de las esencias. Aunque queda alguna más que quitar de esta zona, las dejamos para otra ocasión, pero esto no quiere decir que la historia haya llegado a su fin.
Al día siguiente hay ganas y fuerzas nuevas, por lo menos unas pocas para ganarse un buen bocado. Sin ser mucha cosa, un paseo para estirar las patas al dia no viene mal y si encima vale para descubrir un"nuevo" lugar, ganancia por partida doble. El destino es el hayedo de Otzarreta, que siendo tan "turístico" por lo menos una vez hay que visitar y disfrutar; pero al final se quedó un poco "cojo" por el tiempo.. nos tocará volver por alla. Pero la verdad es que dos razones quedaron para hacerlo. Una terminar el recorrido del bonito hayedo y volver a disfrutar de una rica y grata comida en la herriko de Ubide.. delicioso final a un finde especial.
👆#DeL RìO#👆
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