Como el domingo no pudo ser, a pesar de tener la mochila esperando en la misma puerta ; sin tiranos de los pelos, lo pasamos para la siguiente y tod@s tan content@s. Pero especialmente se ve contento quien le va a dar vez el día que sigue, el mismo lunes con poco sabor a primer día de la semana y último de mes. Benditos sean los santos en estos casos.
A la misma hora que si tocase ir a pringar, empiezo la "danza" con otra alegría y buena cara. Mientras afuera van abriendo la veda y poniendo las calles, sigiloso voy preparandome para la faena. Atuendos para combatir el frío que cada día gana terreno, bartuleria ligera para la aventura y zapatillas que vuelan según lo que aprieten tus piernas. En cosa de diez minutos estoy listo para salir por la puerta y más tieso que un pescado congelado, sin todavía haber probado el ambiente de la calle. Un chute caliente al cuerpo es suficiente para enfrentar la situación hasta que la calefacción del auto haga su labor y me echo a un mundo oscuro y envuelto por las nieblas.
En dirección al gran charco voy en busca de mi destino, con la esperanza de que la niebla se disipe al salir del hoyo pamplonés, pero no hay quien se libre de ella. Intuyendo justamente los paredones, atravieso Dos hermanas y si no estoy al tanto me pasó de largo la salida a Lekunberri; por donde entró en una de nuestras mayores joyas, la Sª de Aralar. Justo antes de llegar a Baraibar, igual que si fuese un viaje al "más allá", las puertas del cielo se abren de par en par descubriendo un espectacular paraíso sobre un esponjoso mar de nubes y bajo la luz de una brillante luna en las últimas; haciéndome parar en el acto para deleitarme. Perdido de buena manera algo de tiempo, abandono la carretera y por una pista de no cambiar de primera marcha, acabo asentado en el extremo oriental de las Malloas, junto a la antena de Baraibar.
Todavía metido en la "sauna" echo el equipaje a la chepa, aprieto zapatillas y haciendo lo mismo con los dientes, salgo a la calle para ultimar detalles; marcando el comienzo de los problemas y el fresquillo. Sin saber porque, el GPS no quiere hacer su trabajo y no hay manera de poder seguir el "retorcido" recorrido. Por suerte el "GPS de serie" siempre funciona y uniendo lo que veo con lo que conozco, sacó una vuelta de la manga a dos montañas conocidas de la sierra y me lanzo a por ellas.
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En la misma línea de las Malloas, salgo pies en polvorosa por los perdidos caminos de Beluta, dejando atrás la vertiente agresiva y sumándome a la GR 12 , doy una primera apretadilla ...
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... para llegar bajo los nuevos rayos de sol a los pies del Beloki,
saliendo a las amplias campas de Aralar. |
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| Con vistas hacia la vecina Sª de Andia ... |
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| ... por la sombría y helada "tundra" aralaica avanzó a la carrera ,sin pérdida ni alma alguna alrededor, por la llana GR en paralelo a las sinuosas cumbres de las malloas ... |
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... que me lleva junto Unagako Putzua, encontrando
la calidez del sol y el desvío hacia el techo de la muralla.
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Dando la espalda al último sol de noviembre, remontó por
"caminos de cabras" las herbosas lomas sembradas de afiladas rocas ...
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... mientras asoman en el horizonte algunas cumbres occidentales de Aralar y el imponente muro de Aizkorri ...
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... llegando a lo alto del cordal de las malloas; pero a la cima equivocada.
Recalculo y apuntó desde ella a la de verdad ...
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| ... y dominando sobre el valle de Araiz, con cumbres del NO navarro de telón de fondo ... |
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| ... afronto a toda pastilla el facil y abrupto cresterio de Beldarri, al que le sigue la última tirada por la amplia divisoria ... |
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| ... culminando en la cima de Irumugarrieta (1430 m). |
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| Escasos minutos cronometrados permanezco en lo más alto de Aralar, disfrutando por partida doble con el primer bocado del día y las tremendas vistas hacia "el océano e islas de Navarra". |
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| Abandonó la muralla de abruptas cumbres, bajando en busca de la GR como una bala por la caldeada y mullida vertiente en dirección a la muga con Euskadi ... |
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... que sin cruzarla cerca de Igaratza, me encamino al trote entre el pelado bosque a la cima que se esconde tras sus ramas; pasando por el antiguo guardetxe donde me cruzo con los primer@s montañer@s.
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| Continuo a la par de la llamativa proa de Andia y del otro valle que flanquea el macizo de Aralar ... |
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... subiendo por difusos rastros de caminos entre
el espeso hayedo y sobre una alfombra otoñal ... |
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... que me acercan a un tranquilo Santuario de San Miguel de Aralar,
al que la visita tendrá que esperar. |
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En un último esfuerzo, ataco las laderas meridionales del monte de las antenas ...
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| ... alcanzando, sobre el "mar" de la barranca, la última de las alturas del "triángulo" de Aralar. Hartxueta (1345 m). |
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Con el panorama tan bonito que sigue por las tierras navarras, junto a la tranquilidad;
invitan a tomar un buen asiento y por un rato largo disfrutar con calma. |
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Tornando la mirada hacia el norte, clavo el objetivo en la antena de Baraibar
y dibujado en la retina el regreso ... |
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... me lanzo por la otra vertiente de Hartxueta, descendiendo sin frenos
por terreno sucio y poco marcado a la sombra del frondoso hayedo ... |
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... acabando por "perder el norte" y tomar mal el último desvío,
volviendo junto a Guardetxe ... |
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... y teniendo que resolver el embrollo,
con una pateada carretera abajo a los rasos de Albi. |
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| Bien encaminado y sumergido en el hayedo, me aproximo por el sosegado y serpenteante camino de Borda Bustinza ; saliendo de nuevo a los rasos de Aralar tras una herbosa subida por "la trasera" de Beloki, con lo que "El pescado ya está vendido" . |
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Sobre los pasos mañaneros, retorno a la carrera por la GR 12
y surcando el manto de hojarasca por las desdibujadas sendas del paso de Beluta ... |
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... vuelvo al extremo oriental de las malloas; poniendo fin en las antenas de Baraibar al "triángulo" de Aralar imaginado en mi cabeza después de casi 30 km y 1500 m de desnivel.
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🗻 Del Rìo 🗻
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