"Corriendo por el Lobos": Circular senda del río y las Gullurias

Sin dar comienzo el día, intuimos que el tiempo medianillo que ya esperábamos , va a resultar bastante peor y no va acompañar demasiado. Ni aun con esas desistimos de nuestra idea. De un brinco saltamos del catre al vestidor y del siguiente paso salimos, sigilosos para no despertar a los vecinos, al mundo exterior justo cuándo el cielo clarea a un tono gris. Atándonos las zapatillas en lo alto de los cortados del mirador de la Galiana, terminamos de prepararnos y nos vamos un piso más abajo.

En soledad caemos hasta las bajuras del cañón y a las horas permitidas empiezo a pensar que algunos lares son más parques de atracciones, con horarios y solo parte de la diversión abierta aparcamos en un casi desértico parking, donde hay un coche aparcado pero ni un alma a la vista. Directos de la "puerta de casa", viendo los primeros vuelos de los habitantes de estos paredones, saltamos a la acción con todo el disfrute para nosotros.

Invadido en varias zonas el camino del
cañón por las "fugaces" aguas del río lobos ...

... nos vemos obligados a buscar una alternativa y a la carrera por la trazada de las faldas de los paredones calcáreos que siguen desde el alto de la Galiana, entre la magia de la senda del río y la tranquila carreterucha, llegamos donde "muere" junto a la fuente de Valdecea. 

A los pies de los pequeños cortados de las Gullurias ...

... continuamos remontando el cañón entre tranquila vida salvaje por el buen y llano camino de la ribera del rio Lobos ...

... acabando frente a la ermita templaria de San Bartolomé y su agreste emplazamiento , demasiado pronto y sabiendo el recorrido a muy poco.

Aprovechando que tenemos todo el entorno para nosotr@s solos, escudriñamos cada rincón y acabamos metidos en la inmensa "Cueva Grande" en las traseras de la ermita.

Sigilosos y afinando la vista a nocturna, nos adentramos hasta tocar fondo y enseguida volvemos a la ermita enmarcada en la boca de la cavidad ...

... cruzándonos, nada más salir, con un juguetón pajarillo
y un corredor que sigue hacia el puente de los siete ojos.

Holgados de hora, desde el balcón del diablo
contemplando la continuación del cañón ...

... y resistiendo la tentación de seguirlo; tal cual teníamos pensado desde el principio, nos aventuramos en regreso hacia el mirador de las Gullurias subiendo a lo alto de las paredes por la estrecha senda de la PR-SO 46  ...

... alejándonos de las desgastadas rocas del cañón
y de sus "fastidiosas" aguas ...

... para con otras curiosas formaciones rocosas
adentrarnos en un espeso pinar soriano ...

... y seguir cojiendo altura en la más absoluta soledad sin tregua ni vistas por las laderas occidentales de la Sª de Nafria ...

... hasta que tras ganarnos algo el desayuno, aparecemos en el Mirador de Las Gullurias y dominamos sobre una parte del cañón de río Lobos y sus desgastados paredones calcáreos.

👆 y Leyre en el mirador de las Gullurias.

Sintiendo que la meteo empeora por momentos, ponemos pies en polvorosa rumbo a Ucero por las alturas del oculto cañón y parejos a las tierras del Burgo de Osma ...

... pasando junto a los restos de antiguas caleras,
donde nos sorprende un "calabobos" ...

... qué nos hace exprimir todo lo que dan "las máquinas" para no mojarnos demasiado, bajando a toda pastilla entre un pendiente pinar que poco a poco se va "abriendo" hasta el fondo de la ribera del río Ucero; donde con el impulso de la cuesta vamos a su nacedero, a la vez que volvemos al inicio y final de la circular exprés al cañón de río Lobos.

🗻Del Rìo🗻