Inesperados acontecimientos provocan que a las puertas del finde tengamos que plantear un viaje a las faldas de Jaizkibel, aunque no precisamente para subirlo sino por obligación. De forma radical cambia cualquier cosa que nos rondaba la cabeza y empiezo a planear un "ir-hacer-volver", intentando perder lo menos posible de lo poco de libertad que tiene la semana. Casi con el plan terminado en la cabeza, a Leyre se le ocurre que.. porque no aprovechar el viaje?? Estar por alla el finde, cambiar de aires y aunar "monte y mar". De primeras no me llama demasiado, pero al poco recuerdo que tenemos pendiente una bonita travesía por la zona y por segunda vez en poco tiempo deshacemos y rehacemos el incierto curso de la vida. Al momento de decidirlo, seguido preparamos equipajes ligeros y poco más, quedando a la espera de salir al mundo en la recta final del invierno y a la vez de la linea que normalmente acostumbramos.
El cambio de aires de las alturas pirenaicas a sus bajuras occidentales nos sienta mejor que bien, eso o el buen comer y "descansar" por un día que también puede ser. Observando la infinidad del mar bajo la luna llena y escuchando su melodioso silencio, después de haber concluido la faena que nos ha traído hasta aquí, nos dejamos cautivar por la cama. Cuanto antes cerramos los ojos y viajamos entre sueños a la larga jornada de montaña y costa que nos espera.
Ni permitiendo que " monten el escenario", prendemos motores en el vecindario de casas rodantes y bajamos hasta Hondarribia. En ese rato muerto en que l@s moradores de la noche vuelven a casa y l@s del día empiezan a pensar en salir; aparcamos lo más cerca que podemos de la orilla del mar y enfundándonos en las mochilas, mientras el sol se deja únicamente intuir a un cielo pintado de gris, nos damos por preparados para la faena.. una bonita faena entre el mar y la montaña.
... antes de dar con el lugar donde nace o muere, según el punto de vista, el pirineo: el Faro de Higuer. |
... y la artística costa cantábrica; llena de formas y rincones de ensueño en los que todavía reina la paz absoluta . |
Entre pinos marítimos reemprendemos la marcha, dando la impresión de estar lejos del mar ... |
... pero no tardando en dejarlos atrás; en soledad las marcas rojiblancas nos llevan paseando, en continuo sube-baja y vuelta a empezar, a la par de las frías aguas del cantábrico ... |
... a la vez que faldeamos la vertiente N de Jaizkibel por sus verdes prados ocupados por el ganado, que pasta a sus anchas ... |
... y al otro lado del que no se ve el final, admiramos verdaderas obras de arte de la naturaleza en arenisca ... |
... sobre las que desgastamos las suelas de las zapatillas sin dificultad alguna atravesando bonitos parajes poco usuales para nosotros de la costa vasca... |
... llevándonos junto al llamativo cabo de Bioznar, donde toca volver a lo que acostumbramos. |
Orientando el rumbo hacia las pequeñas alturas ... |
... adornado con los primeros colores de primavera ... |
... nos elevamos casi medio kilometro vertical sobre el mar, apareciendo ante la poco usada carretera pero muy ruidosa y el punto más alto de la mole costera. |
Nada más cambiar de lado del asfalto, nos apartamos por un poco de la GR y haciendo un último esfuerzo tiramos tieso por un desdibujado sendero entre altas hierbas ... |
... que nos lleva , peleando un poco con alguna cuesta y mucho con la ventolera, a la cima de Jaizkibel (545m). |
Aguantando el vendaval , lanzamos una rápida oteada al horizonte. Al este la bahía de Txingudi, superpoblada por dos naciones y difuminado entre las nubes las Landas ... |
... queriendo mirar casi al S, entre un panorama muy civilizado destacan las primeras pequeñas cumbres del pirineo Larhun y Peñas de Aia ... |
... zanjando el breve momento; la vista sigue por el cordal oriental, con una curiosa construcción de materiales reciclados en plena cima y al fondo apunta al final de esta bonita travesía. |
Haciendo un esfuerzo sobrehumano retomamos la andanza ... |
... rodeados de salvaje y colorida vegetación además de los restos de tres antiguos torreones ... |
... a los que le sigue, después de marcar el próximo objetivo en la "tachuela" que asoma sobre el bosque, una bajada directa hasta la carretera. |
🗻Del Rìo🗻
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