1 de enero, 2 febrero, 3 de marzo,4 de abril. 5 de mayo, 6 de junio.. en Pamplona se van tachando días para que llegue ese aclamado momento de oír el chupinazo y ponerse el pañuelico rojo, pero entre tant@s siempre hay un raro por lo menos que los ve desde otra perspectiva y espera a calzarse las zapatillas y oír otro "sonido" que también marca un comienzo.. en este caso de 55 km en Val d'Aran.
Adelantándose al marcado día, toca ir dejando todo lo material preparado, porque lo físico ya debería estarlo pero en ese tema nunca es suficiente. Pensar y planificar cada paso de carrera, poner velitas a algún santo para no quedarse a mitad de camino y cuando Pamplona va entonado es momento de partir. Evitada toda posible tentación, para cuándo quieren tirar el chupinazo, estamos desembarcando en Vielha. Poniéndose en marcha la cuenta atrás para la PDA Peades d'Aigua en cuanto el dorsal está en mis manos.
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Equipo más pequeño del que estaba planeado a priori.. pero aquí estamos. |
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En este caso no importa como acababa el día, sino como iba a empezar el siguiente.
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Bien temprano y sigiloso para no despertar a quien todavía "ronca" me pongo en planta y cargo depósitos para la faena, mientras en Salardu el silencio de la noche va dando paso al ambiente de un día que se intuye de primera. Los nervios van aflorando conforme el tiempo pasa y en corto paseo de calentamiento nos acercamos a la abarrotado línea de salida, justo cuando sale la primera tanda de corredores.. de much@s muchísim@s corredores. Rápido voy a la trasera y la tropa para entrar a la salida es más que considerable. Mientras el reloj va restando sus últimos minutos, caliento un poco, saco nervios y cuando empieza a animarse el cotarro, despido a Leyre y tomo posición en el kilómetro 0.
En largo pelotón, con el público animando del primer@ al últim@, abandono las calles de Salardu y Tredòs, entrando a paso de marcha caribeña en el valle de Aiguamog. Verdes parajes sobre pisadas de agua Peades d'Aigua que ya son más bien barro me llevan a banhs de Tredòs, donde paso el primer corte con margen de sobra aunque tarde en los cálculos y sigo más y más tieso todavía hasta salir al circo de Colomers. A fila de a uno, sin muchas opciones para ir más rápido pero si mucho adelantamiento de mala manera e incluso de casi dar bastonazos o clavarlos como banderillas ,circunvalo el circo entre incontables estanys y un horizonte adornado por afiladas moles; consiguiendo coronar el Coll de Podo, techo de la prueba y momento de cambio de chip.
Las patas tienen rienda suelta por fin y tiro circo abajo con pies de plomo por un terreno tan impresionante como traicionero de grandes rocas, barro y agua; cayendo en el gran lago de Colomers al lado de su antiguo refugio. Pensando que ya estaba en el avituallamiento, toca aguantar más y al final gozando, desciendo a toda pastilla por una sendita, hasta que se oye el jaleo del avituallamiento y puedo dar un pequeño respiro al cuerpo, aunque no lo pide. Una vez comido y bebido en pequeña cantidad, con el reloj pasado voy a por el Tuc de la Salana que no regala ni un paso; primero por un tieso fuera de caminos normales para enganchar la GR 11 y remato el ascenso por el amplio lomo meridional que tampoco da tregua hasta la cima. "Fichado" en el alto, arreo por la vertiente contraria que sin dar relax a las patas por unos cuantos cientos de metros me dejó llevar a la carrera y una vez asomo al val d' Arties, sigo corriendo en casi soledad por un antiguo camino colgado que desemboca en el valle principal ya con media carrera a la espalda. Metido un azucarado chute que no estaba previsto, engancho la revirada senda de Mont Romies y a todo lo que dan las piernas, vuelo hasta las calles de Arties donde recibimos calida bienvenida por el sol que pega y el público y Leyre espera con el dedo en el gatillo.
Desubicado de hora pero con el plan conocido al dedillo, es momento de comer pero sin excesos que todavía queda faena y dejarse embaucar por los placeres del paladar puede tener consecuencias nefastas.. así toca resistir tentaciones y con no más de lo justo, "vuelvo al ruedo". Acompañado salgo de las callejas y una vez en solitario, pongo velocidad de crucero lenta y voy avanzando a la vez que much@s "me levantan las pegatinas" hasta poco más adelante de las aguas termales de Arties. El tercio cambia radical y el terreno no perdona a más de un@; mientras yo a lo mío, sufriendo cada vez un poco más, paso a pasito subo picarras bajo la agradable sombra del bosque de Garos; saliendo a los verdes pastos del valle D' Escunhau y al último avituallamiento, donde no estaba prevista una parada técnica pero que hacerla era un imprevisto necesario. Recompuesto dentro de lo mínimamente posible, me lanzo en gran fila de a uno a por el último obstáculo vertical, peleando cada pisada y cada metro de desnivel contra mi propio cansancio y las verdes rampas orientales del Tuc de Cauvas, consiguiendo asomarme sobre Vielha con tan solo sudor pero ni una lagrima por ahora.
Qué bien escribes !! Además de tus fotos !!!
ResponderEliminarMuchas gracias por los halagos, uno hace lo que puede con lo que tiene y lo que vive jeje. Saludos =)
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