El otoño irrumpe con fuerza y ambiente nuevo, de fresco y lluvias en plena semana. Pero el cambio no dura demasiado, lo que a priori no afecta en exceso ni para "mal" al personal en general aunque lo hubiese hecho tampoco habría importado demasiado, siempre hay alternativas y nos da vía libre para poner en marcha casi cualquier plan para echar el fin de semana Compromisos, carrera.. se vienen a quitar parte de libertad en los próximos y barajamos las opciones que de entre tantas y tantas menos queremos tardar en tachar. Uno lo tiene claro, dado el momento en que estamos, pero tiene delante la tarea de vender lo mejor posible el destino y aunque no resulta facil.. acabamos preparando el petate con abrigo grueso para dejarnos caer por la montaña palentina cuando la noche del viernes ya envuelve estas altivas tierras de la meseta norte.
Frío de más del que habían dicho, nos da los buenos días en las cercanías de una cumbre emblemática de la montaña palentina. Irremediablemente, el cuerpo pide un trago caliente para reanimarse y con ayuda de los primeros rayos de sol nos ponemos en marcha hacia el pequeño pueblo de Vidrieros.
De camino viendo brillar esa montaña con un color especial, también nos vemos a nosotros mismos con no todas las fuerzas que acostumbramos unos días se tienen buenos y otros mejores. Sopesando los planes A y B, ambos quedan para una futura visita y nos decantamos por el C, que también tiene su "gracia" a pesar de ser el camino más normal a la cumbre del Curavacas. Bastantes más coches de los que podría esperarse ocupan el parking de las afueras del pueblo, pero sin problema damos con un hueco y se acabó lo cómodo y descansado de la mañana. No perdiendo un segundo de más, salimos a estos parajes salvajes y nos ponemos en marcha cada cual con sus propias intenciones por un lado conocer un sitio nuevo y por otro llegar a cima consiguiendo disfrutarla junto a sus vistas.
Pasados unos instantes embelesad@s; un robledal, que quiere empezar a teñirse de otoño, nos arropa a la par del pequeño arroyo de Cabriles ... |
... y sobre un suelo al que no le falta "colorido"... |
... hasta salir a la majada de Cabriles, a los pies del mismo Curavacas y dejando a la espalda las bajuras de la Montaña Palentina. |
... contemplando por detrás las tierras del valle del río Carrión y las alturas más modestas y meridionales de la Montaña Palentina ... |
... consiguiendo, después de casi la mitad del desnivel, plantarnos en la boca del Callejo Grande. |
Detenidos en buen sitio para sentarse, siguiendo el ejemplo de los buitres que sobrevuelan sobre nuestras cabezas, reponemos fuerzas que falta nos van hacer y sin tardanza volvemos manos a la obra. |
... acompañad@s de montañer@s de l@s de verdad, que saludan y hablan , de los habitantes con cornamenta de estos agrestes lares ... |
... y de un momento que había cuatro nubes, se nos echan encima unos grises estratos ... |
... nos presentamos, con solo una pareja por ahí, en la cima del Curavacas (2524 m). |
Foto de rigor en la cima del Curavacas (2524 m). |
... y cuando después de rato, sacamos algo dulce para poner la guinda.. las nubes se van poco a poco, permitiendo descubrir casi todo lo que faltaba. |
Bajo nuestros pies no ha desaparecido un instante el azulado pozo del Curavacas ni la parte más baja de las laderas del valle de Fuentes Carrionas ... |
... pero los ojos se van a lo que va apareciendo y sobre ello vuelven a medio asomar los blancos Picos de Europa ... |
... hasta que hacía el W de entre las nubes emerge otra de las grandes moles palentinas, el Espigüete y tras él ,adornando el fondo, algunas montañas de León ... |
Apuntando al final 1000 m por debajo y sin dejar a la cabeza que "vuele" al pincho con refrigerio del bar del pueblo, destrepamos sol@s y cuidadosos esos divertidos metros de roca ... |
1 oct'22
🗻Del Rìo🗻
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